Buscando a donde ir para estar mejor.
Nos pasamos la vida buscando, pensando dónde puedo encontrar esa barita mágica que me ayude a hacer mi vida mejor en el futuro, a encontrar la felicidad que todos ansiamos. En ocasiones, también nos paramos y miramos al pasado con añoranza, pensando en que otros tiempos fueron mejores.
Y buscamos a donde ir ahora…
Hace un tiempo me pasó algo curioso. Estaba en el aeropuerto de Munich, volaba desde Madrid destino a Budapest. Mi vuelo se había retrasado y en mi cabeza estaba la sensación de que no tenía demasiado tiempo para coger el próximo. Ya en el avión estaba inquieta, quería coger mis cosas rápido, y salir pitando de allí. Pensaba, “¡Vamos!”, “¿Cuánto tiempo van a tardar en abrir la puerta?”. “Señor, un poco más rápido por favor, que no tenemos todo el día.”
Salía del avión, con prisa, acelerada y mi mente no paraba… “No quiero tenerme que quedar más horas aquí”, “Lo que me hace falta ahora es justo un día perdido”, “Voy a llegar muy tarde y ¡con todo lo que tengo que hacer!…” “¿Y si no llego a próximo vuelo? ¿Habrá otro que salga hoy?”….
Miré el reloj ya en el aeropuerto -yo no llevaba el mío con la idea de sentirme más libre y menos condicionada por el tiempo- ¡tonterías!-. Comprobé en mi tarjeta de embarque un par de veces la hora del próximo vuelo y respiré más aliviada… “Voy justa, pero llego”. “Ahora, sólo tengo que buscar la puerta y ya está”, “no te preocupes demasiado”, “todo va a estar bien”. “Vale, aquí lo tengo, puerta de embarque G67”. Miré al frente… y… ¡voilá! “Estoy en la zona G”. Miré a la derecha puerta G68, a la izquierda G66…. “Pero y ¿dónde está la mía?”. “Tiene que estar cerca… pero, ¿dónde?”
Después de mirar hacia un lado y hacia el otro. Volver a mirar de frente y repetir la búsqueda en la misma dirección varias veces con angustia, ansiedad y desesperación…. Vi de pasada esa tienda que me encanta y me acerqué al escaparate instintivamente, “tiene cosas preciosas” “¡qué pena no poder entrar a echar un vistazo!”, Me giré, para continuar en busca de la puerta perdida… y… de repente…, en frente de mí… ahí estaba… G67. Había estado buscándola sin éxito. Todo el tiempo que había estado caminando, pensando y mirando a todas partes como loca, lo había pasado caminando en ella. Me reí de mi misma y respiré tranquila, ¡todo había pasado!. Y me pregunté, ¿Qué tal si eso un vistazo por esa tienda que tanto me gusta ahora?.
Esto mismo, aunque de una forma menos evidente, nos ocurre constantemente en nuestro día a día. Buscamos y buscamos una dirección a la que ir, un lugar mejor en el que estar, algo especial que poder disfrutar… Sin darnos cuenta, que ya estamos en el lugar adecuado. Que es ahora el momento más importante de nuestra de vida, que no estamos entendiendo las señales que nos guían, ni prestando atención a las personas que tenemos cerca de nosotros.
Mindfulness me ayuda a darme cuenta del aquí y del ahora
En mi vida he descubierto que, Mindfulness me ayuda a darme cuenta del aquí y del ahora, de esas pequeñas-grandes cosas que hacen mi vida mejor. Por eso, te invito a que te embarques conmigo en el camino a la Plenicidad. No te digo que sea un camino fácil, tampoco rápido, pero sí te garantizo que será un camino lleno de descubrimientos y sorpresas.
Fantástico!!!!!!
Gracias por el comentario Virginia 🙂