Tienes una fecha próxima, pero en lugar de ponerte manos a la obra antes de que el tiempo se te eche encima… piensas, “tengo tiempo aún”, o “mañana lo hago”, revisas tus emails, encuentras otras cosas que hacer, Facebook, Instagram… Tú sabes lo que deberías hacer, pero no te pones con ello.
¿Te suena? Todos, estamos familiarizados con la procrastinación. Retrasamos aquellas cosas importantes que requieren nuestra atención y en cambio nos ponemos con otras cosas que nos mantienen ocupados, incluso cosas que pueden ser urgentes para otros y no importantes para nosotros… Cuando estamos casi sin tiempo, es cuando entramos en pánico y nos ponemos a hacerlas.
La idea de hacer algo es muchas veces más grande de lo que es en sí ejecutarla. Retrasar, dejar las cosas a un lado o enfrentarse a las cosas sólo cuando es inevitable, hace que no tengamos siempre los grandes resultados en la vida que podríamos tener.
Personalmente intento que cada vez menos mi procrastinador actúe y se apodere de mis días y con ello de la vida que quiero vivir. Abajo comparto algunas de las cosas que he aprendido para no dejar aquello que es importante para mí para otro momento:
- Divide en objetivos SMART aquello que quieras alcanzar y ponlo en un plan de tiempos con fechas concretas.
Tener sólo una fecha para hacer lo que tienes que hacer es una invitación a retrasar porque da la sensación de que tienes más tiempo del que tienes en realidad.
Los objetivos deben de ser específicos, medibles, alcanzables, realistas y tener un tiempo para ser alcanzados, incluso los pasos previos necesarios para ese objetivo mayor.
- Haz primero lo peor.
He dividido mis objetivos más ambiciosos en partes y me he encargado de que sean SMART. Me pongo primero con aquellos que menos me apetece o se me hacen más complicados, porque cuando consigo hacer primero lo peor, o lo más difícil, el resto será pan comido. Mi fuerza de voluntad me hará creer que puedo con todo aquello que me proponga.
- Cambia tu entorno.
Distintos contextos, entornos, tienen un impacto en tu productividad. Mira a tu escritorio, el espacio en el que trabajas y observa si te hace sentirte con ganas de trabajar, o si por el contrario, te hace perderte en un mar de desorden. Haz que tu espacio de trabajo sea perfecto para motivarte a la tarea e introduce cambios de vez en cuando.
- Revisa qué o quienes son tus ladrones de tiempo.
Mira tus últimas visitas en internet, tu calendario de reuniones, guárdate tiempo sin estar disponible en el chat para que no te molesten, quita las notificaciones de correo electrónico y las de Facebook u otras redes sociales, ¿dónde estás pasando tiempo que podrías poner en tus tareas y objetivos importantes? Quita todo aquello que te distrae de tu lado, serás más consciente de tus acciones y conectarás con la tarea que tienes delante tuya.
- Rodéate de gente que te inspire.
Leer a personas sobre sus procesos de desarrollo personal, relacionarte con ellos a través de email o de las redes sociales puede generar motivación para querer de dejar de procrastinar cosas realmente importantes para ti.
- Comparte tus objetivos
El compromiso con otros te hace tener que hacer lo que quieres hacer inevitablemente. Así que comprométete contigo mismo y con otros.
- Revisa y simplifica tus objetivos
Revisa tus objetivos para reconectar con ellos con la frecuencia que necesites en función de las necesidades. Por otro lado, deja de ser experto en complicar lo que es sencillo, no hagas las cosas más complejas de lo que son. Simplifica, muchas veces menos, es más.
- Hazlo
Recuerda una tarea a la vez… . Seguro que tienes excusas de todo tipo, ¿para qué seguir esto que me proponen?. No te líes y hazlo. Si es importante para ti (o para tu jefe ???? ) lo harás, o antes o después, así que mejor lo antes posible.
La satisfacción de tener cosas hechas, de progresar poco a poco, de sentir que has cumplido con los objetivos, de que puedes cerrar todo y descansar…. Esa es clave para que tu personalidad crezca y tú crezcas poco a poco cada vez más como persona.